Redacción
La calificación crediticia de México afecta de diversas maneras a sus ciudadanos, principalmente en el ámbito económico y financiero, pues una calificación alta sugiere que un país es seguro para invertir, mientras que una baja indica riesgos.
Este martes 30 de abril, HR Ratings ratificó la calificación crediticia de México en BBB+ con perspectiva estable, además de elevar a 2.5 % el pronóstico de crecimiento del producto interior bruto (PIB).
La calificación BBB+ de HR Ratings indica que México posee una buena capacidad de pago de intereses y principal, pero enfrenta ciertos riesgos económicos que podrían afectar esa capacidad. Esta calificación está dentro del grado de inversión, lo que significa que se considera relativamente seguro para los inversionistas, aunque no es de las más altas dentro de las categorías de inversión.
Una mayor inversión significa que las empresas generan más empleos, ,lo que puede fomentar el crecimiento económico. Además, la calificación positiva que obtiene una nación ayuda a fortalecer su moneda, haciendo más accesibles los productos importados.
Así, la calificación crediticia de un país tiene un impacto directo e indirecto en la economía y, por tanto, en las condiciones de vida de sus ciudadanos. Afecta desde los intereses del endeudamiento público hasta la inversión y el crecimiento económico, pasando por el poder adquisitivo y el acceso al financiamiento.
HR Ratings mejoró, además, su pronóstico para el crecimiento económico de México al 2.5%, desde una previsión anterior del 2.11%.
Esta revisión al alza surge tras una evaluación del desempeño económico del país, que en 2023 exhibió un crecimiento sorprendentemente robusto del 3,2%, superando significativamente las expectativas previas.
El aumento en el pronóstico de crecimiento se atribuye a una vigorosa demanda interna, impulsada en gran medida por la inversión tanto pública como privada, así como por el consumo. Este escenario económico favorable se observó aunque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó que, en el primer trimestre de 2024, el PIB de México creció un modesto 0,2% trimestralmente y un 1,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Además, HR Ratings destacó la disminución de la deuda neta del país, que cerró el 2023 en el 46,79% del PIB, cifra inferior a la proyectada inicialmente, gracias al fortalecimiento de la economía mexicana y la apreciación récord del peso contra el dólar.
Sin embargo, se anticipa que la deuda podría incrementarse en 2024, año de elecciones presidenciales en México, debido a los aumentos en los déficits fiscales aprobados en la Ley de Ingresos de la Federación y el Presupuesto de Egresos de la Federación, sumado a una potencial depreciación del peso hacia finales del año. HR Ratings sugiere que parte del aumento en el gasto para 2024 se originará en la finalización de grandes proyectos de inversión que, se espera, fomentarán el crecimiento económico en los años venideros.
Es relevante mencionar que, a raíz de la pandemia de la COVID-19 y la crisis de precios del petróleo en 2020, las calificadoras internacionales más prominentes, incluyendo Standard & Poor’s (S&P), Fitch y Moody’s, ajustaron hacia abajo la calificación de México.
A fecha de hoy, Fitch mantiene la calificación en BBB-, S&P en BBB, y Moody’s la ajustó a Baa2 en julio de 2022. No obstante, el subsecretario de Hacienda de México, Gabriel Yorio, destacó recientemente que el país continúa ostentando su grado de inversión con una perspectiva estable según las evaluaciones de ocho agencias calificadoras.
México alcanzó su calificación crediticia más alta en 2013, cuando varias agencias de calificación mejoraron la perspectiva económica del país. Por ejemplo, Moody’s elevó la calificación de México a “A3″ en febrero de ese año, señalando un voto de confianza en las reformas estructurales emprendidas por el país y su manejo de la política económica